El Jarrón

El Jarrón
El Jarrón es una historia real. Esta historia empieza en una casa donde viví algún tiempo, en la Secuita. En esta casa había la costumbre de guardar la llave de entrada, escondida, dentro de un Jarrón, de tal modo que cualquiera pudiese entrar si sabia el secreto. Después de bastantes años usando el Jarrón como guarida de la llave, ésta se cambió de sitio y el Jarrón quedó vacío y sin utilidad.

Después de algún tiempo, un Carbonero Común, un pájaro amarillo de cabeza negra y manchas blancas empezó a hacer acto de presencia por el porche, tanteando el Jarrón hasta que se decidió a empezar a construir un nido en su interior.

En cuestión de días ya había huevos y en nada se empezaron a oír gritos desesperados de pájaros recién nacidos. Si te asomabas al Jarrón se podía ver tan sólo bocas abiertas y silencio ya que confundidos por tu presencia, creían ver en tu sombra a su madre y abrían la boca hasta el estómago a ver si les caía algo de comida.

Crecieron rápido y les salieron plumas.

Seguían igual de escandalosos.

Cuando ya parecía que eso iba a terminar, que ya seguro iban a salir volando, la madre dejó de aparecer. Cada vez se oían menos los pájaros dentro del Jarrón y la madre finalmente desapareció. El desenlace fue tan rápido como todo lo demás, todos los pájaros murieron en el interior del jarrón ese año, pero el Carbonero Común no desistió y siguió usando el Jarrón hasta ahora.

El resto de años, todos las crías salieron volando y cada año siguen habitando el Jarrón.



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